domingo, 26 de mayo de 2013


QUE NO SE MUERA EL RÍO
(2do  lugar Concurso Departamental de Crónica)

Cuando se pasa por el río Combeima, se siente el orgullo ibaguereño, el río es identidad, es región, hace parte de nuestros antepasados y es nuestro presente.

Sí. A él debemos el agua que tomamos, a él le debemos la maravillosa vegetación que se observa al lado y lado de su cauce y del cañón que el río forma a su paso. Es de una diversidad en flora y fauna única que se extiende hasta llegar a las postrimerías del nevado del Tolima, otro orgullo símbolo de nuestra raza Pijao y donde el río nace a 5.200 metros sobre el nivel del mar.

Y como descendiente de esa raza pujante, también ruge cuando se enoja. El río se enoja y en algunas ocasiones, despertada su furia, se ha lanzado cañón abajo llevándose todo lo que a su paso ha encontrado.

María Carmenza Martínez, ha sido testigo de ello y fue víctima de su enojo. Una noche, recuerda y cuenta,  cuando el cielo parecía que se iba a acabar de tanto llover, la oscuridad reinó y sólo se oyó la furia del agua que entró a su humilde casa situada en la ladera del río y sin pedirle permiso, se le llevó a su hijo de cuatro años.

De eso, recuerda Carmenza, ya hace más de cinco años; su cara refleja el dolor que le produce recordar la noche en que el río se le llevó parte de su vida, en ese entonces no entendía qué había pasado, por qué el río se había ensañado con ella. A pesar de lo ocurrido, Carmenza no huyó del lugar, al contrario, quiso saber la causa de tanta furia sin control.

Ahora, esta emprendedora mujer, ha generado todo un proceso de concientización sobre el río a lo largo del cañón, educando a la gente para que no eche basura,  no deforestar la ladera de éste, pues cuando el río se crece, el hecho de que el suelo esté erosionado hace que el agua entre por todas partes sin control causando tragedias como la que le ocurrió a ella.

A pesar de todo, Carmenza ha podido hacer campañas de limpieza del río junto con otros vecinos del lugar, lee mucho sobre cosas del río que salen en los periódicos, y lo que los profesores del colegio donde estudia su hijo mayor explican sobre cuidar el Combeima. Toda esta información la reproduce a sus vecinos.

Tiene una pequeña huerta en su casa, cerca de Pastales, que le da para el sustento diario. Le gusta que la gente de afuera como llama a los visitantes de fin de semana, hagan buen uso del río, que no dejen basuras y que lo respeten y no lo dejen morir pues el río es de todos.

Carmenza lo respeta mucho, lo cuida, pareciera que con ello, el río cuidara de su hijo en alguna parte y ella alimentara la esperanza de verlo llegar algún día. Por eso ella no deja morir el río.

Adriana Paola Cely
Jenny Forero
Colegio Nuestra Señora de Fátima de Ibagué


No hay comentarios:

Publicar un comentario